El invierno nos invita a escucharnos

Nuestros ciclos vitales están vinculados a los ciclos de la propia naturaleza. Escuchar estos ritmos, también en nuestro cuerpo y nuestro interior, nos ayuda a estar más conectados con nosotr@s y con el entorno que nos rodea. Las bajas temperaturas y la reducción de horas de luz del invierno afectan a nuestra energía, que se modera, influye en nuestras hormonas y también en nuestra actividad global. El ambiente invita a la calma y el cuerpo, la mente y el corazón busca adaptarse a esta nueva situación.

Ese invierno externo tiene su influencia en nosotros también desde un punto de vista más profundo: nos permite vivir nuestro invierno interior. Desde una perspectiva psicológica, el invierno simboliza un periodo de reposo, de cambio, de ruptura y de transformación. Un momento donde la alquimia se pone en marcha para invitarnos a cerrar una etapa y preparar la antesala del nacimiento y florecimiento de otra etapa diferente.

Es una época donde buscamos recogimiento y calor, reunirnos con otras personas también en un ambiente de intimidad, donde buscamos un contacto más puro y auténtico. A los cuentos, las historias, las penas y las alegrías les gusta salir al calor de la lumbre. Es un momento ideal para escuchar nuestras emociones y permitirles que fluyan libremente, vengan de donde vengan.

Esta mirada interna permite que escuchemos y que nos sintamos profundamente, saliendo de la actividad frenética que nos envuelve de manera habitual. Por ello, es muy común en esta etapa conectar con sentimientos como la nostalgia, la tristeza o el anhelo. Si aprovechamos esta oportunidad, hacemos esta parada interna y nos permitimos indagar en nosotr@s mism@s estaremos proporcionándonos una sabiduría que nos facilitará afrontar otras etapas posteriores y otros momentos con los brazos abiertos:

¿De qué me doy cuenta?

¿Qué encuentro al mirar dentro de mí?

¿Qué necesito reparar?

¿De qué quiero desprenderme?

¿Qué necesito construir?

Aceptar esos retos y permitirnos esta mirada interna sin miedo a la que nos invita esta estación, nos llevará a que la primavera interior también irrumpa con todo su esplendor, que otras etapas sean posibles y que tengamos energía y sabiduría para vivirlas plenamente.

 

 

 

               Almudena Sánchez Soria, Psicóloga.

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